Tacto crujiente, tono caramelo por fuera y blanquecino por dentro. Un olor que, cual flautista de Hamelín, atrae a todos los paladares. Estas son, sólo, algunas de sus virtudes.
La palabra pan se antoja vulgar para denominar estas piezas de artesanía gastronómica. Es precisamente la mano de obra, el sello personal del panadero.
La mejor baguette debe ser un regalo para los cinco sentidos. Aunque no hay nada como darle un buen bocado al trozo de pan y probar su calidad.
Existen una serie de pautas de fabricación que hacen que el resultado se acerque lo más posible a la perfección.
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